Las ciudades inteligentes, también conocidas como ciudades digitales o ciudades conectadas, son ciudades que se apoyan en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para avanzar el la mejora de la calidad de vida de sus habitantes, la eficiencia de los servicios públicos y aminorar el impacto en el medio ambeinte. Utilizan sensores, dispositivos móviles, sistemas de información geográfica, inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas para recopilar y analizar datos en tiempo real. Los datos recopilados pueden ser utilizados para optimizar el tráfico, mejorar la gestión de residuos, reducir el consumo de energía, mejorar la seguridad y mucho más.
Además a todo lo anteriormente dicho, las smart cities fomentan la participación ciudadana y la colaboración entre los distintos actores de la ciudad, incluyendo a los ciudadanos, empresas, universidades y gobiernos locales. Esto permite una toma de decisiones más informada y democrática, y una mayor capacidad de adaptación y resiliencia frente a los retos futuros.